Durante años, muchos de los 1,150 centros comerciales cerrados de Estados Unidos han experimentado un declive, ya que la gente se ha decidido por Internet, las cadenas de centros comerciales y los outlets. Pero la pandemia ha acelerado los problemas de algunos centros comerciales que hasta ahora habían salido adelante. Ahora, mientras los centros comerciales más populares del país siguen funcionando relativamente bien, con un tráfico de personas y una ocupación constantes, cientos de otros se enfrentan a grandes vacíos, menos visitantes y un futuro incierto.

Ahora más que nunca, los centros comerciales estadounidenses son una historia de ricos y pobres. La empresa de análisis inmobiliario Green Street calcula que en los 1,000 centros comerciales de Estados Unidos de los que hace un seguimiento, hay unos 750 locales vacíos, grandes espacios que en su día albergaron cadenas como Sears, Nordstrom y Macy’s. En épocas normales es difícil llenarlos, pero el año pasado fue extraordinariamente difícil.

La mayoría de los centros comerciales se vieron afectados durante los cierres por la pandemia del año pasado y han luchado por atraer de nuevo a los clientes al interior. Una serie de quiebras, como las de J.C. Penney y Brooks Brothers, impulsaron los cierres. Y los minoristas sanos decidieron cerrar sus tiendas menos rentables, provocando otro éxodo. Se anunciaron más de 12,000 cierres de tiendas en 2020, según CoStar Group, un proveedor de datos para el sector inmobiliario.