El momento en que un bebé empieza a gatear es muy emocionante para sus padres. El pequeño gana independencia y quiere explorar el mundo por sí solo. Esta etapa en la vida de los bebés, aunque sea agotadora para los padres y cuidadores, es fundamental en su desarrollo físico e intelectual.
Por lo general, los bebés comienzan a gatear entre el sexto y el octavo mes de vida, aunque algunos lo hacen un poco después.
Cuando un bebé gatea, adquiere y desarrolla funciones cognitivas fundamentales (la visión y el tacto).
El gateo es importante para su desarrollo psicomotor, pero también para su desarrollo intelectual, ya que contribuye a mejorar sus habilidades en lectoescritura. ¿Por qué?
• El cerebro tiene dos hemisferios y para que todo funcione bien, estos hemisferios deben estar coordinados. Lo hace con el cuerpo calloso, que es una red de fibras encargadas de comunicar un lado con el otro. Las conexiones se activan cuando se desarrolla el patrón cruzado de movimiento; al gatear se crean conexiones entre los dos hemisferios cerebrales, ya que el bebé tiene que sincronizar el movimiento de las diferentes partes de su cuerpo y como lo hace de forma coordinada, aprende a realizar movimientos simultáneos, lo que ayuda en la escritura.
• También, al gatear se desarrolla la coordinación mano-ojo que se hace a una distancia parecida a la que tenemos cuando leemos o escribimos, se ejercita la visión, que en el futuro ayudará al pequeño a enfocar bien y colocar los libros a una distancia correcta.
• Se fortalecen los brazos y las manos ya que el niño soporta su propio peso en ellos. También adquiere elasticidad en la columna vertebral. Así, se mejora la psicomotricidad fina que repercute en la escritura porque influye en la forma en que se agarra el lápiz y el trazo.
• Se desarrolla el sentido del espacio, la profundidad y el equilibrio, las cuales son habilidades requeridas para leer y escribir.