Cuando una estrella de la talla de Enrique Iglesias va a relatar cuál es la fiesta más loca a la que ha asistido, es algo a lo que hay que ponerle atención.
Y es que recientemente se destapó esta incógnita en una entrevista en el programa español El Hormiguero, donde el cantante madrileño asistió para promocionar su último disco “Final”, y de paso habló de una fiesta a la que asistió en la mansión de Playboy. Sin embargo, fue un poco decepcionante escuchar su reseña, que más pareció una treta publicitaria:
“Lo más fuerte que he visto en una fiesta… No sé si lo puedo decir aquí, pero hay una fiesta en particular que recuerdo que fue en la mansión de Playboy, donde estaba con mis amigos, había un jacuzzi enorme y ahí mejor me callo”, dijo.
“Estaba en Portugal y me desperté en Bulgaria. Estaba tan ido que me acuerdo que me metieron en el avión, llegué a Bulgaria, dormí poquito y después para el escenario. Pero solo me sucedió una vez”, dijo, a manera de limpiar su culpa.
Sin embargo, su vida cambió desde que se convirtió en padre, ya que sus hijos son su prioridad y su mayor fuente de alegría.
“Cuando los veo me ponen de buen humor, aunque tengan un mal día y estén chillando y se estén peleando, me lo paso genial con ellos. Los últimos 3 años y medio de mi vida han sido extraordinarios, me la he pasado genial” contó.
“Ser padre es algo que nunca me imaginé cómo iba a hacer, pero me siento muy afortunado y soy feliz cuando estoy con ellos y si no estoy arriba del escenario, definitivamente necesito estar en casa con ellos. Masha, María, que tiene un año y medio, y que nació justo antes del Covid, ese año fue estar con ella constantemente, verla crecer y ver cómo se van desarrollando y es increíble cómo se pasa el tiempo”, agregó.
Durante la entrevista, el cantante también habló de lo que significó para él la muerte de su querida abuela Beatriz Arrastia, quien falleció el pasado mes de agosto a los 98 años de edad.
“Fue un momento muy triste, pero gracias a Dios pude llegar a tiempo para despedirme, decirle que le quiero muchísimo y que siempre va a ser nuestro ángel de la guarda, y estuve ahí con Tamara [su hermana] y con mi madre [Isabel Preysler], fue un momento para mí súper emotivo, yo que no suelo llorar, lloré muchísimo, pero a la vez me alegré de poder estar ahí con mi abuela, con mi madre, con Tamara y con mi familia”.