Un paquete legislativo del Ayuntamiento fija el salario mínimo y las condiciones de trabajo, situando a Nueva York en la vanguardia de la regulación de un sector multimillonario.

Desde el comienzo de la pandemia, los repartidores de comida en bicicleta se han convertido en elementos aún más omnipresentes en el paisaje urbano de Nueva York, ganando salarios bajos y a menudo desafiando el clima horrible, las calles peligrosas y la amenaza de robo para llevar a la gente sus pedidos de comida a todas horas del día.

Ahora, la ciudad se convirtió en la primera del país en tomar medidas enérgicas para mejorar las condiciones de trabajo de esos empleados, aprobando un paquete legislativo pionero que fijará el salario mínimo y abordará la difícil situación de los mensajeros empleados por servicios de entrega de comida basados en aplicaciones como Grubhub, DoorDash y Uber Eats.

La legislación, que cuenta con el apoyo del alcalde Bill de Blasio, es el último y más amplio ejemplo de los esfuerzos de la ciudad por regular esta industria multimillonaria. Aunque otras ciudades han tomado medidas para restringir las aplicaciones de reparto de comida, ninguna ha ido tan lejos como Nueva York, que alberga el mayor y más competitivo mercado de reparto de comida del país.

La votación se produce en un momento en el que la industria del reparto de comida se ha disparado, ya que los restaurantes han confiado cada vez más en los servicios de reparto para sobrevivir durante la pandemia. El número de repartidores, en su mayoría inmigrantes, ha aumentado a más de 80,000, según la ciudad, pero sus condiciones de trabajo siguen siendo difíciles.