Los latinos somos personas muy valientes y nos encanta demostrarlo, pero hasta los más valientes se estremecen al pensar en cualquiera de estos miedos.

La suegra

Dicen que cuando una mujer latina alcanza el estatus de Suegra, su cuerpo comienza a demandar comida de forma abismal.

Los Suegra encuentran más delicioso el miedo cuando se trata de un yerno que dice que sí (sin saber realmente por qué) a cualquiera de sus demandas.

Hasta el día de hoy, nadie ha encontrado una medicina verdaderamente eficaz para minimizar el miedo que provoca una Suegra latina enojada.

El amigo puntual.

Gracias a la globalización, cada día más latinos adquieren una percepción del tiempo más realista. Estos bichos raros llegan en el momento en que dicen que llegarán, y eso, en consecuencia, hace que parezca que llegaste incluso más tarde de lo que se acepta socialmente.

El miedo es más fuerte cuando esa persona desconsiderada que llega a tiempo llega a tiempo cuando eres el anfitrión.

¡Diles que sean normales, lleguen tarde! ¡Ni siquiera te has duchado todavía!

El clima bipolar.

La incertidumbre de no saber si te has vestido correctamente para el clima y de saber que, si no, te sentirás como un completo idiota.

Latinoamérica tiene un clima tan dinámico y diverso, que muchos pueblos y ciudades experimentan muchas temperaturas y climas diferentes durante el mismo día, sin ningún patrón específico para basar sus elecciones de vestimenta.

Hay un consejo popular que dice que debes vestirte por capas para combatir este miedo, pero… ¿A quién le gusta usar cinco capas bajo el calor del sol a las 12 de la noche mientras está de pie en el autobús?

El jefe obsoleto.

Un temor popular entre los latinos no emprendedores es caer bajo las garras de un jefe anticuado que tiene dificultades para distinguir entre liderazgo y tiranía.

El huésped infeliz.

La hospitalidad latina es conocida y respetada en todo el mundo. Esto es cierto gracias al miedo incontrolable que tenemos de tener huéspedes en casa que no se sientan 100% felices.