Es posible que millones de personas en toda Europa no puedan permitirse calentar sus hogares este invierno al dispararse los precios del gas y la electricidad.
Expertos, organizaciones de lucha contra la pobreza y defensores del medio ambiente advierten de que la pandemia de coronavirus y el aumento de los precios han intensificado un problema que viene de lejos y que está relacionado con la combinación de los altos costos de la energía, los bajos ingresos de los hogares y las viviendas que no son eficientes desde el punto de vista energético.
Una investigación reciente dirigida por Stefan Bouzarovski, descubrió que hasta 80 millones de hogares de toda Europa ya tenían problemas para mantener sus casas adecuadamente calientes antes de la pandemia.
La Unión Europea describe la pobreza energética como la incapacidad de permitirse “un confort térmico interior adecuado”. Sólo cuatro países europeos -Francia, Irlanda, Eslovaquia y Reino Unido- tienen definiciones oficiales, pero los expertos dicen que el problema está muy extendido.
Ahora, las subidas de precios están poniendo a más hogares en riesgo de ser desconectados de las redes de electricidad y gas por no poder pagar sus facturas. Muchos son vulnerables porque sus ingresos disminuyeron y las facturas aumentaron durante la pandemia. Los trabajadores del comercio minorista, la hostelería y el sector aéreo se vieron especialmente afectados, y muchos han perdido sus empleos.