El rey Abdalá II de Jordania fue objeto de un intenso escrutinio el domingo, después de que una alianza de organizaciones internacionales de noticias informara de que se encontraba entre varios líderes mundiales que utilizaban cuentas secretas en paraísos fiscales para amasar propiedades en el extranjero y ocultar su riqueza.
El rey fue acusado de utilizar empresas ficticias registradas en el Caribe para comprar 15 propiedades, valoradas en conjunto en más de 100 millones de dólares, en el sureste de Inglaterra, Washington, D.C., y Malibú, California. Las compras no eran ilegales, pero su exposición provocó acusaciones de doble moral: El primer ministro jordano, nombrado por el rey, anunció en 2020 una ofensiva contra la corrupción que incluía la persecución de ciudadanos que utilizaban empresas ficticias para disfrazar sus inversiones en el extranjero.
Las acusaciones contra el rey Abdullah formaban parte de una importante investigación, conocida como los Papeles de Pandora, realizada en colaboración con más de una docena de medios de comunicación internacionales. Basándose en la filtración de casi 12 millones de archivos de 14 empresas offshore, la investigación descubrió que el rey Abdullah se encontraba entre los 35 líderes, así como entre más de 300 funcionarios públicos, que han utilizado empresas ficticias offshore para disfrazar su riqueza, y ocultar la transferencia de esa riqueza al extranjero.