Durante los primeros meses de la pandemia, mientras otros países se encerraban, Suecia sorprendió a muchos epidemiólogos al mantener los negocios abiertos y a la mayoría de los niños en las aulas. Los resultados fueron dispares: le fue peor que a otros países escandinavos, pero mejor que a muchos de sus vecinos europeos con normas más estrictas.

Pero cuando los casos se dispararon en otoño e invierno, el país cedió e impuso restricciones, como ordenar el cierre de algunos negocios y multar a las personas que infringieran las normas sobre el virus. La semana pasada, sin embargo, el país levantó casi todas sus restricciones por la pandemia.

¿Cuáles son algunos de los hallazgos interesantes que se desprenden del enfoque de la pandemia en Suecia?

Dos provienen de las escuelas y los restaurantes.

Suecia mantuvo abiertas la mayoría de las escuelas. El país realizó un estudio comparativo con Finlandia, que cerró la mayoría de las escuelas, sobre las tasas de infección escolar. El estudio concluyó que el cierre de las escuelas no tuvo un impacto significativo en las tasas de infección.

Los restaurantes no eran un gran foco de infección en Suecia y permanecían abiertos, pero la autoridad de salud pública restringía el número de personas por fiesta y cerraba el servicio de bar. Pero siempre se veía gente en los restaurantes. Siempre se veía vida en la ciudad.

En cambio, se afirma que los mayores vectores de transmisión fueron el hogar y el lugar de trabajo. Esos lugares representaban entre el 20 y el 30 por ciento de las infecciones. El 10% eran lugares públicos como el metro.