La pandemia de coronavirus ha alterado muchas de las rutinas familiares que conforman la vida urbana cotidiana, provocando cambios tectónicos en la cultura de la oficina, el aprendizaje en las aulas y las compras en línea.

Ahora está transformando el modo en que la gente se mueve. El auge de los dispositivos móviles eléctricos está provocando lo que probablemente sea un cambio duradero y un nuevo reto de seguridad en la vasta y abarrotada red de calles de Nueva York.

Los dispositivos han surgido por todas partes. Los oficinistas en patinetes eléctricos se deslizan entre las torres de Manhattan. Los padres llevan bicicletas eléctricas para dejar a sus hijos en el colegio. Los jóvenes han recurrido a los monopatines eléctricos, técnicamente ilegales en las calles de la ciudad, para zumbar por los rincones más alejados de Nueva York.

Aunque muchos de estos usuarios renunciaron inicialmente a sus viajes en metro y autobús por el menor riesgo de contraer un virus al viajar al aire libre, no obstante, el auge de la movilidad eléctrica ha traído consigo importantes problemas de seguridad a las ya congestionadas calles de Nueva York. Este año, al menos 17 personas han muerto mientras conducían vehículos de movilidad eléctrica, según las autoridades de la ciudad.