El coronavirus fue la causa más común de muerte relacionada con el trabajo de los agentes de la ley estadounidenses en 2020 y 2021. Más de 460 agentes han muerto por infecciones de Covid-19 vinculadas a su trabajo, más de cuatro veces que los que murieron por disparos durante el mismo período.

Y, sin embargo, muchos policías se niegan a vacunarse.

Algunas ciudades han publicado cifras que muestran que los empleados del departamento de policía se han vacunado en menor proporción que la mayoría de los demás trabajadores del gobierno, y en menor proporción que el público en general. En Los Ángeles, donde las vacunas son obligatorias para los trabajadores de la ciudad, más de 2,600 empleados del departamento de policía dijeron que tenían la intención de solicitar una exención religiosa, aunque casi todas las principales confesiones religiosas apoyan las vacunas.

Según los agentes de la ley, los policías pueden ser reacios a vacunarse debido a la desinformación y la desconfianza, al igual que muchos otros estadounidenses. Los peligros diarios del trabajo policial también pueden hacer que un virus invisible parezca menos peligroso, y que la vacunación sea menos prioritaria.

Por ahora, los agentes tienen ventaja. En muchos departamentos de policía abundan las ofertas de trabajo y escasean los candidatos cualificados. Sin embargo, Massachusetts ha ordenado a los policías estatales y a muchos otros empleados del estado que se vacunen.