Una diócesis de Sicilia ha impuesto la prohibición de nombrar padrinos durante tres años.
Las autoridades eclesiásticas sostienen que esta figura, antaño esencial en la educación católica de los niños, ha perdido todo su significado espiritual, convirtiéndose en una oportunidad para reforzar los lazos de la mafia.
Los fiscales italianos han rastreado los bautismos para determinar la forma en que los jefes del hampa difunden su influencia.