Dado que tantos puestos de trabajo dependen de la fabricación de automóviles, los problemas de producción de la industria están haciendo que el dolor se extienda.
Las turbulencias en la industria del automóvil, un potente motor de la economía mundial, amenazan el crecimiento y hacen temblar a las empresas y comunidades que dependen de los fabricantes de automóviles para obtener dinero y puestos de trabajo.
Por cada coche o camión que no sale de una cadena de montaje en Detroit, Stuttgart o Shanghai, hay puestos de trabajo en peligro. Pueden ser mineros que extraen el mineral para el acero en Finlandia, trabajadores que moldean neumáticos en Tailandia o empleados de Volkswagen en Eslovaquia que instalan paneles de instrumentos en vehículos utilitarios deportivos. Sus medios de vida están a merced de la escasez de suministros y de los atascos en el transporte que obligan a las fábricas a reducir la producción.
La industria del automóvil representa alrededor del 3% de la producción económica mundial, y en países fabricantes de automóviles como Alemania, México, Japón o Corea del Sur, o en estados como Michigan, el porcentaje es mucho mayor. Una ralentización de la fabricación de automóviles puede dejar secuelas de las que se tarda años en recuperarse.