Los demócratas se lamentan a menudo de que tantos estadounidenses de clase trabajadora voten en contra de sus propios intereses económicos, apoyando a los republicanos que intentan recortar los programas de atención sanitaria, la financiación de las escuelas y otras cosas. Un libro de 2004 resumía la frustración liberal con el título “¿Qué pasa con Kansas?”.

Pero los conservadores de la clase trabajadora no son los únicos votantes que dan prioridad a cuestiones distintas de su situación económica. Los residentes de las ciudades acomodadas también lo hacen. Lo que plantea una pregunta diferente: ¿Cuál es el problema?

La respuesta es que los temas de bolsillo no son las únicas razones para decidir el voto de una persona. Otros temas, como el cambio climático, los derechos civiles, los derechos religiosos, el aborto, la inmigración, la delincuencia, la educación y Covid-19, también son importantes.

Mientras los demócratas intentan dar sentido a las decepciones de esta semana y miran con ansiedad hacia las elecciones de mitad de mandato del año que viene, un problema se cierne sobre otros: las dificultades del partido con los votantes de clase trabajadora. Definidos como personas sin un título universitario de cuatro años, estos votantes constituyen la mayoría del electorado. Y tienden a ser más religiosos, más patrióticos y más conservadores culturalmente que los graduados universitarios.