Durante casi un cuarto de siglo, la Columna de la Vergüenza se ha mantenido en el campus de la Universidad de Hong Kong: una conmemoración de 26 pies de altura de las víctimas de la masacre de la Plaza de Tiananmen. El mes pasado, la universidad ordenó la retirada del pilar.

La orden es un golpe contundente en la actual campaña del gobierno para borrar la memoria de la atrocidad de 1989: En primer lugar, prohibió la vigilia con velas que se celebra anualmente el 4 de junio, detuvo a los principales organizadores de la vigilia y allanó un museo que documenta la historia de la masacre. Pero se trata de mucho más que una estatua.

Junto con la retirada del Pilar de la Vergüenza, la presión política del gobierno y de las administraciones universitarias ha incapacitado a dos importantes sindicatos de estudiantes universitarios. El sindicato de la Universidad China de Hong Kong se vio obligado a disolverse, y los administradores de la Universidad de Hong Kong retiraron el reconocimiento de su sindicato y prohibieron la entrada de algunos de sus miembros al campus.

Estas medidas marcan un punto de inflexión potencialmente irreversible en la represión de Pekín contra Hong Kong. Mientras que las fases anteriores estaban dirigidas a las ramas de la disidencia, estas medidas atacan las raíces: Las universidades y los sindicatos de estudiantes alimentan el activismo y pueden alimentar la futura movilización de masas contra una China autoritaria.