Mientras el mundo se centra en la nueva variante, se han producido un par de avances importantes en el tratamiento.

Un grupo de asesores de la FDA ha recomendado la autorización de la píldora antiviral de Merck, la primera de una nueva clase de tratamientos que podría funcionar contra una amplia gama de variantes.

El fármaco, conocido como molnupiravir, ha demostrado reducir modestamente el riesgo de hospitalización y muerte, predominantemente de las variantes Delta, Mu y Gamma.

En las próximas semanas, la FDA podría dar luz verde a una píldora similar de Pfizer que parece ser mucho más eficaz que la de Merck.

Las píldoras serán especialmente importantes si Omicron provoca un aumento de las infecciones porque los tratamientos no se dirigen a la proteína de la espiga, cuya variante tiene más de 30 mutaciones.

En cambio, las píldoras debilitan dos proteínas implicadas en la maquinaria de replicación del virus. Omicron presenta una mutación en cada una de estas proteínas, pero ninguna de ellas parece que vaya a impedir que las píldoras cumplan su función.