La industria de los semiconductores es un buen caso de estudio. Empresas estadounidenses como Fairchild y Texas Instruments dominaron inicialmente, seguidas en décadas posteriores por Intel. Pero la industria estadounidense de semiconductores se ha quedado atrás. Las empresas estadounidenses fabrican alrededor del 12% de los semiconductores del mundo, frente al 37% de 1990.

“Ahora mismo, Estados Unidos fabrica el cero por ciento de los chips más sofisticados”, dijo recientemente Gina Raimondo, la secretaria de Comercio. “Eso es una vulnerabilidad”. Empresas taiwanesas como TSMC fabrican muchos de los chips más sofisticados, lo que significa que una interrupción allí -difícilmente descartable, dada la agresividad de China- podría perturbar la economía mundial.

“Necesitamos fabricar más chips en Estados Unidos”, dice Raimondo.

En junio, el Senado aprobó un proyecto de ley que ayudaría a conseguirlo. Destinaría casi 250,000 millones de dólares en cinco años a la investigación y el desarrollo, incluidos 52,000 millones para los fabricantes de semiconductores. El objetivo principal es evitar que Estados Unidos se quede atrás con respecto a China.

En general, el proyecto de ley aumentaría el gasto federal en investigación y desarrollo en más de un 30%. Se aprobó con una mayoría de 68 votos a favor y 32 en contra, y el presidente Biden la apoya.

Pero la Cámara de Representantes aún no ha aprobado una versión de la misma y parece improbable que lo haga antes de que se cierre el año.

La disfunción del Congreso en los últimos años ha sido causada más a menudo por los republicanos que por los demócratas. Cuando los republicanos controlaban el Congreso, no estaban de acuerdo en temas importantes (como la sanidad, la inmigración y Covid), y los republicanos del Congreso se han opuesto por reflejo a muchas propuestas de los presidentes demócratas.

Pero los retrasos en la aprobación del proyecto de ley de investigación -y su posible derrota- se deben más a las luchas internas de los demócratas. A pesar de que los demócratas controlan la Cámara de Representantes, aunque por un estrecho margen, y de que el Senado aprobó por abrumadora mayoría un proyecto de ley hace meses, éste aún no ha llegado a la mesa de Biden y los rivales mundiales de Estados Unidos se alegran sin duda de esta disfunción.