Pese a que él mismo reconoció que siempre se sintió un hombre afortunado y bendecido por la vida, como todo ser humano, Vicente Fernández tuvo que librar duras batallas y momentos que marcaron para siempre su vida, en específico tres tragedias que le robaron la alegría, la paz y por momentos… hasta la fe, pues no todo es felicidad como solemos pensar en la vida de un famoso, y así como hay alegrías hay penas que nunca se olvidan. “Las llaves de su alma” pusieron llave al candado de su sonrisa pícara cuando tuvo que enfrentar la muerte de su mejor amigo, el secuestro de su primogénito y una enfermedad mortal que parecía no darle tregua.
Comenzando estas memorias con la muerte de quien fuera su mejor amigo, un hombre que triunfó antes que él y que aún así creyó siempre en él y lo apoyó incondicionalmente, su nombre, Felipe Arriaga, un cantante y actor mexicano oriundo de Michoacán que llevaba la música de mariachi en el alma, por ello creó sus propias agrupaciones en este concepto, y fue en Mariachi Aguilar donde invita a un joven de nombre Vicente como primera voz, impulsándolo después a que viajara a la Ciudad de México para buscar oportunidades, un gesto que “Chente” jamás olvidó, pero cuando Felipe pasaba por el mejor de los momentos de su carrera ya con varios éxitos y 20 películas, fue asesinado de manera misteriosa en la capital a las afueras de su casa, algo que Fernández experimentó como un luto eterno pues siempre se le hacía un nudo en la garganta al recordarlo.
Pero quizás lo más difícil que tuvo que superar fue el secuestro de su primogénito, Vicente Fernández Jr., fue víctima de una banda de delincuentes conocidos como “los mocha dedos” pues de forma sanguinaria cortaban precisamente los dedos de sus rehenes para hacerlos llegar a la familia que desesperada haría lo que fuera por recuperar a su ser querido.
Se ha hablado de que las autoridades máximas del país, incluso el presidente en turno no descansó hasta dar con su paradero, no obstante, fueron 121 días los que pasó privado de su libertad, en su momento, no hubo declaraciones, tanto él como Alejandro, continuaron las presentaciones pues no querían arriesgar la vida de Jr.
Pero ha trascendido que al llegar a casa Don Vicente no encontraba paz e iba a llorar por horas a las caballerizas sin encontrar alivio. Se dice, el pago del rescate superó los 3 millones de dólares, un episodio que ha sido retomado en el libro de Olga Wornat y que hoy se deja abierta la posibilidad de alguna relación con el crimen organizado.
Y aunque los dos hechos anteriores pudieron ser más dolorosos por afectar a sus seres queridos, por supuesto también fue una tremenda batalla la que de forma personal tuvo que librar cuando fue diagnosticado de cáncer.
En el 2002, “El Charro de Huentitán” fue diagnosticado con cáncer de próstata, algo que al parecer había tomado con filosofía dando incluso, una declaración muy particular: “El cáncer es como la gripe, si te agarra débil no la haces, pero yo siempre he sido un hombre de mucha fortaleza”.
Más tarde le fue encontrado también un tumor que le impidió continuar con su gira, esto fue en el hígado por lo que se le tuvo que extirpar casi el cuarenta por ciento del órgano, y pocos recuerdan también que le aquejaba una trombosis en 2013, un coágulo afectó sus vías respiratorias siendo esto lo que más le hizo sentir frustración pues le ocasionó la pérdida de la voz de manera temporal, y eso era lo que más podía afectar sus emociones, el estar lejos de los escenarios y de su gente.