Los niños son felices pidiendo juguetes, permisos para ir a jugar, para meterse a la piscina, ir al parque, etc. Y es maravillosa esa etapa de la niñez donde disfrutan de todas esas actividades, pero también hay que enseñarles que tienen obligaciones.
Como adulto responsable de tu hijo debes establecer límites tanto para que disfrute de sus derechos como para que cumpla con sus deberes. El niño tiene que saber que primero debe cumplir sus deberes para poder disfrutar de sus derechos.
Desafortunadamente, cada vez es más difícil tener tiempo para compartir en familia y puede ocurrir que tu hijo se comporta mal por alguna acción o reacción tuya; para poder saberlo, debes esforzarte por compartir tiempo de calidad con él y no tratar de compensar la falta de tiempo con regalos y en concederle todo lo que desea, porque entonces eres tú quien está creando esta incómoda situación.
Lo primero que debes hacer es asegurarte que tu hijo tiene una convivencia sana en familia, preferiblemente con sus padres juntos, que ayudará mucho en su sano desarrollo físico y emocional.
Tampoco se recomienda ignorar al niño cuando se comporta mal con el argumento de que “ahora se le pasa” ya que esto lo que significa es que quieres evadir el problema. Es mejor buscar ayuda especializada si no puedes sola.
Por último, hay que tener presente que un niño no nace “malo”; simplemente que cuando se siente triste o frustrado reacciona para llamar la atención de sus padres. Un niño necesita de toda la atención de sus padres y si persisten los problemas hay que buscar ayuda psicológica porque cuando no se hacen los correctivos, el problema se agrandará en el futuro.