No te conviertas en amigo de tus hijos

No te conviertas en amigo de tus hijos

La mayoría de los padres desean ser buenos amigos de sus hijos para poder ganarse su confianza y no repetir las reglas de comportamiento entre padres e hijos que se usaban en generaciones anteriores, sin embargo, algunos expertos consideran que esto trae más desventajas que ventajas.

Cuando se asume el papel de padre o madre no se puede también ser amigos porque posiblemente los hijos perciban a sus padres como una amistad igual a la que tienen con sus compañeros y vecinos. Para los padres es indispensable conservar la autoridad y poder imponer normas y disciplina para una sana convivencia y crianza.

Si te conviertes en amigo de tus hijos, estás quitándote la autoridad de padre o madre y esto es un error que puede salir costoso ya que los padres son los encargados de velar porque sus hijos aprendan valores y vayan por la vida como personas de bien.

Al ser amigo de tus hijos corres el riesgo de que te falten al respeto, te desobedezcan y hasta se burlen de ti, porque empiezan a confundir los roles.

Claro está, que no ser amigo de tus hijos no significa que te niegues su confianza y puedan contarte sobre sus inquietudes y problemas; además, ellos deben tener claro que sus padres están con ellos para apoyarlos cuando lo necesiten.

En una relación sana entre padre e hijos hay confianza, pero también hay respeto; y cuando los hijos fallan deben corregirse con firmeza, pero también con amor.

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