Muchos en Silicon Valley prometieron que los coches auto-conducidos serían algo habitual en 2021. Ahora, la industria está reajustando las expectativas y preparándose para años más de trabajo.
Fue hace siete años cuando Waymo descubrió que las flores de primavera hacían que sus coches de auto-conducción se pusieran nerviosos en los frenos. También las burbujas de jabón. Y las bengalas de la carretera.
Nuevas pruebas, después de años de pruebas, revelaron más y más distracciones para los coches sin conductor. Sus habilidades en la carretera mejoraban, pero era difícil igualar la competencia de los conductores humanos. Las abarrotadas carreteras de Estados Unidos resultaron ser un lugar desalentador para un robot.
Los magos de Silicon Valley dijeron que la gente ya iría al trabajo en coches auto-conducidos. En lugar de eso, ha habido peleas en los tribunales, lesiones y muertes, y decenas de miles de millones de dólares gastados en una tecnología frustrantemente inconstante que, según algunos investigadores, aún está a años de convertirse en la próxima gran cosa de la industria.
Ahora, la búsqueda de coches autónomos está sufriendo un reinicio. Empresas como Uber y Lyft, preocupadas por gastar todo su dinero en la búsqueda de la tecnología autónoma, se han retirado. Solo los equipos con más dinero, como Waymo, que es una filial de la empresa matriz de Google, Alphabet, los gigantes del automóvil y un puñado de empresas emergentes están consiguiendo mantenerse en el juego.