Durante años, millones de estadounidenses con urgencias médicas podían recibir otra desagradable sorpresa: una factura de un médico que no habían elegido y que no aceptaba su seguro. Una ley que entró en vigor el 1 de enero hará que muchas de esas facturas sean ilegales.

El cambio es el resultado de una legislación bipartidista aprobada durante el gobierno de Trump y perfeccionada por el gobierno de Biden. Se trata de una nueva e importante protección al consumidor, que cubre casi todos los servicios médicos de emergencia, y la mayoría de los cuidados rutinarios.

Incluso con un seguro, la atención médica de urgencia puede ser costosa, y los pacientes con planes con deducibles elevados podían seguir enfrentándose a grandes facturas médicas. Pero la ley eliminará el riesgo de que un médico u hospital fuera de la red envíe una factura adicional. En la actualidad, esas facturas suponen miles de millones de gastos para los consumidores cada año.