En Nueva York, Boston y Chicago -ciudades con algunos de los primeros repuntes de Ómicron en el país- las muertes han seguido a los casos en una escala ligeramente menor que en los picos anteriores. Pero debido a la gran cantidad de casos, incluso una cifra de muertos proporcionalmente menor podría ser devastadora.

Debido a la gran capacidad de contagio de la variante Ómicron, muchos de los que llegan al hospital por otras dolencias dan positivo por el coronavirus.

Aun así, el número de pacientes con Covid-19 que necesitan cuidados intensivos o ventilación mecánica se está acercando a niveles no vistos desde el invierno pasado. Y el número de pacientes es abrumador para los hospitales, donde la escasez de personal está sometiendo al personal sanitario a una enorme presión.

Antes de la ola de Omicron, el personal sanitario ya abandonaba sus puestos de trabajo en cantidades récord. Ahora, muchos más están enfermos con la variante. Con menos personal disponible, incluso un número menor de pacientes puede saturar los servicios de urgencias y las unidades de cuidados intensivos.