Una ley canadiense que prohíbe la llamada terapia de conversión está a punto de entrar en vigor, convirtiendo en delito la prestación o promoción de servicios destinados a cambiar o reprimir la orientación sexual o la expresión de género de una persona.

Con la nueva ley, el código penal canadiense prohibirá obligar a alguien a someterse a una terapia de conversión, llevar a un menor al extranjero para que participe en ella y beneficiarse de la práctica, promoverla o publicitarla. Las infracciones pueden acarrear penas de hasta cinco años de prisión.

“Se trata de un paso increíblemente importante para garantizar que las personas queer y trans de Canadá se sientan válidas y merecedoras de plena protección”, dijo Michael Kwag, director de políticas del Centro de Investigación de Base Comunitaria de Toronto, que investiga la salud de las personas de diversas sexualidades y géneros.

“También envía un fuerte mensaje a todo el país de que cualquier intento de cambiar, negar o suprimir la identidad de las personas queer y trans está mal”, dijo en una entrevista.