Refugiados afganos sometidos a condiciones extremas debido al invierno

Refugiados afganos sometidos a condiciones extremas debido al invierno

Las familias desplazadas de los campos de refugiados de la provincia de Balkh (Afganistán) denuncian que han tenido que vender sus órganos e incluso a sus hijos para sobrevivir. Informan de que un niño puede costar hasta 1.250 euros, menos que el precio de un riñón, que se estima en 1,850 euros.

La difícil situación de las familias, procedentes de provincias del norte como Sar e Pol o Faryad, se ha agravado con la llegada del invierno en el país centroasiático. Viven de las donaciones de organizaciones benéficas, que a su vez intentan desembolsar esta ayuda en efectivo para convencer a los adultos de que no vendan a los niños.

Sin embargo, el dinero que pueden ofrecer no es comparable al que dan por un órgano o un niño, por lo que este problema se ha agravado. Las niñas que se venden son principalmente niñas que son compradas por la familia del chico para casarse con su hijo, hasta los 15 años, pero la situación ha obligado a las familias a abandonar a las niñas a una edad mucho más temprana e incluso a vender a sus hijos.

La situación económica de Afganistán ya se había deteriorado, pero la toma del poder por parte de los talibanes tras la retirada de las tropas estadounidenses y de la OTAN hizo que se dispararan las dificultades, los desplazamientos y el número de muertos. La comunidad internacional congeló los activos afganos en el extranjero y cortó la financiación, negándose a cooperar con el nuevo grupo en el poder.

“Cada día que pasa, la situación en este país empeora, y los niños en particular están sufriendo”, dijo Asuntha Charles, directora de país de la agencia de ayuda World Vision. “Me rompe el corazón ver a las familias de hoy en día que están dispuestas a vender a sus hijos para alimentar a otros miembros de la familia”, dijo.

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