Prominentes demócratas están expresando su rabia contra los dos filibusteros de su partido, en lugar de contra los republicanos que están bloqueando su proyecto de ley de derecho al voto.

El pasado Día de Martin Luther King Jr., con la lucha por el derecho al voto de nuevo en el centro de la agenda política, una cita del vasto repertorio del asesinado líder de los derechos civiles dominó las llamadas a la acción de los liberales.

“Esperaba que los blancos moderados entendieran que la ley y el orden existen con el propósito de establecer la justicia, y que cuando fracasan en este propósito, se convierten en las presas peligrosamente estructuradas que bloquean el flujo del progreso social”, decía la cita que circuló entre muchos demócratas, incluida Hillary Clinton, que la calificó abiertamente de un golpe bajo.

Los objetivos contemporáneos de esas palabras que el Dr. King escribió desde una cárcel de Birmingham en 1963 eran dos moderados blancos en particular, los senadores Kyrsten Sinema de Arizona y Joe Manchin III de Virginia Occidental. Fueron señalados porque se niegan a eliminar la regla del filibusterismo del Senado para aprobarlo a pesar de la oposición de los 50 republicanos.

La notable presión que los demócratas dirigen a dos miembros de su propio partido ha permitido en gran medida a los republicanos bloquear el proyecto de ley y mantener las nuevas leyes estatales diseñadas para limitar el acceso a las urnas y dar poder a los actores partidistas para administrar las elecciones y contar los votos.