Los corredores de esquí de fondo son menos propensos a desarrollar trastornos de ansiedad. La buena noticia es que también las actividades aeróbicas menos intensas nos pueden proporcionar beneficios similares.
Según un nuevo estudio a gran escala de casi 200,000 esquiadores de fondo se descubrió que la actividad física redujo a la mitad el riesgo de desarrollar ansiedad clínica con el tiempo. El estudio, realizado en Suecia, se centró en el esquí, pero los investigadores afirmaron que casi cualquier tipo de actividad aeróbica puede ayudar a protegernos contra la preocupación y el miedo excesivos, un pensamiento alentador ahora que nos enfrentamos a otra sombría temporada de pandemias.
La ciencia ya ofrece muchas pruebas alentadoras de que el ejercicio puede mejorar nuestro estado de ánimo. Los experimentos demuestran que cuando las personas empiezan a hacer ejercicio, suelen estar más tranquilos, más resistentes, más felices y menos propensos a sentirse indebidamente tristes, nerviosos o enfadados que antes. Los estudios epidemiológicos, que a menudo se centran en los vínculos entre un tipo de actividad o comportamiento y diversos aspectos de la salud o la longevidad, también descubren que hacer más ejercicio está relacionado con una probabilidad sustancialmente menor de desarrollar una depresión grave; por el contrario, ser sedentario aumenta el riesgo de depresión.
Estos resultados indican que “el vínculo entre el ejercicio y la reducción de la ansiedad es fuerte”, dijo la Dra. Lena Brundin, investigadora principal de enfermedades neurodegenerativas en el Instituto de Investigación Van Andel de Grand Rapids, Michigan, que fue otra autora del estudio.