En un artículo académico publicado hace unos años, un economista llamado Serkan Karadas puso de manifiesto un patrón sospechoso: Los miembros del Congreso obtenían rendimientos superiores a la media, en sus inversiones en acciones.

Los resultados sugerían que al menos algunos congresistas se beneficiaban de su información privilegiada. Con conocimiento de los próximos cambios políticos o de la evolución económica, los miembros podían comprar acciones antes de que subieran de precio o venderlas antes de que bajaran.

En total, los miembros del Congreso y sus familiares directos compraron activos por valor de más de 260 millones de dólares y vendieron más de 360 millones de dólares el año pasado y según la investigación de Karadas, descubrió que muchas de las enormes ganancias en acciones de los últimos años fueron para los republicanos de alto rango.