Nueva York está estudiando la posibilidad de convertir las cenas al aire libre en algo permanente, informa Reuters.
Las comidas en el pavimento se permitieron por primera vez en 2020 como medida temporal para ayudar a paliar las consecuencias económicas de la pandemia de coronavirus.
Los restaurantes se apresuraron a montar estructuras improvisadas, “cobertizos”, de madera contrachapada y láminas de plástico, y muchos instalaron después estructuras más elaboradas, algunas con calefactores.
El Consejo Municipal de Nueva York celebró el martes una audiencia para estudiar el plan de dar un estatus permanente a miles de “estancias” fuera de los restaurantes y bares.
Cuenta con el apoyo del alcalde, Eric Adams, y de la New York Hospitality Alliance, una asociación del sector.
Sin embargo, los opositores afirman que los comedores al aire libre crean condiciones insalubres, fomentan el aumento de las ratas, suscitan quejas por el ruido en algunos barrios y reducen el número de plazas de aparcamiento disponibles.
La Asociación de Bomberos Uniformados se ha quejado de que los cobertizos han estrechado tanto las calles que retrasan su respuesta y les impiden subir las escaleras a las ventanas con seguridad.
La Coalición Unida por una Política Urbana Equitativa, una alianza de empresas y residentes locales, celebró el fin de semana una concentración de protesta “Chuck the Sheds”.
El consejo, compuesto por 51 miembros, votará el proyecto de ley más adelante si supera la votación de la comisión.