La crisis de Ucrania ha reavivado una lucha por América Latina entre Estados Unidos y Rusia, ya que Vladimir Putin busca una mayor influencia en la región.
En medio de sus maniobras sobre Ucrania, el presidente Vladimir Putin también ha estado ocupado tratando de ampliar la influencia de Rusia a miles de kilómetros de distancia: en América Latina.
Habló con Daniel Ortega, el presidente de Nicaragua. También llamó a los líderes de Venezuela y Cuba. Recibió al presidente de Argentina, Alberto Fernández, que prometió durante una visita al Kremlin reducir la dependencia de su país de Estados Unidos.
Y el miércoles -el mismo día que los funcionarios estadounidenses han dicho que podría ser el comienzo de una invasión rusa- el Sr. Putin tiene previsto reunirse con el presidente Jair Bolsonaro de Brasil.
La intensificación de las relaciones se ha producido cuando Putin ha amenazado con tomar “medidas técnico-militares” no especificadas si no consigue las garantías de seguridad para Europa del Este que exige a Estados Unidos y la OTAN. Funcionarios del Kremlin han dejado entrever que dichas medidas podrían implicar despliegues militares en el hemisferio occidental, lo que ha llevado a los analistas y a los medios de comunicación controlados por el Estado a entregarse a la especulación de que las medidas podrían incluir pasos audaces, como el despliegue de misiles nucleares en países amigos en América Latina.