Algo que destaca en las protestas de los camioneros canadienses contra los requisitos de vacunación, específicamente, y contra el gobierno de Trudeau, en general, es el fuerte apoyo que están recibiendo de los líderes políticos conservadores y de las figuras mediáticas de este país.

“Queremos que esos grandes camioneros canadienses sepan que estamos con ellos hasta el final”, dijo Trump a los asistentes a un mitin en Conroe, Texas, el 29 de enero.

El enfrentamiento entre una América rural populista y una América urbana cosmopolita tiene profundas raíces económicas y culturales, y esta división se ha convertido en un elemento básico de la polarización contemporánea.

Los blancos no universitarios de Estados Unidos, al igual que los camioneros que protestan en Canadá, siguen enfrentándose a perspectivas sombrías, subordinados por la competencia meritocrática que premia lo que les falta: una educación avanzada y mejores puntuaciones en las pruebas de aptitud, logros que alimentan la asignación de recursos, los concursos de estatus y las jerarquías laborales que dominan la vida contemporánea y que los deja por fuera.

Mientras estos votantes sigan en una trayectoria descendente, seguirán siendo una fuerza disruptiva, no sólo en el ámbito político sino en la sociedad en general.