La policía ordenó el miércoles a los manifestantes que obstruyen las calles de Ottawa que se marchen o se enfrentarán a cargos penales, lo que parece sentar las bases para una represión de las manifestaciones que han agitado la capital del país durante semanas.
La policía advirtió que cualquiera que viniera a Ottawa para unirse a la manifestación también estaría infringiendo la ley.
Esta semana, el primer ministro Justin Trudeau dio su paso más agresivo hasta la fecha, declarando una emergencia nacional destinada a poner fin a las manifestaciones que comenzaron hace casi tres semanas en la capital de Ottawa para protestar contra los mandatos de las vacunas, y que desde entonces se han extendido por todo el país.
Su invocación de la Ley de Emergencias confirió un poder enorme, aunque temporal, al gobierno federal, y fue la primera vez en más de medio siglo que un gobierno canadiense tomaba una medida tan drástica.
La policía podrá ahora incautar camiones y otros vehículos utilizados en las protestas. Se prohibirán las manifestaciones que “vayan más allá de la protesta legal”, dijo el primer ministro, y el gobierno prohibirá formalmente los bloqueos en zonas designadas como los pasos fronterizos, los aeropuertos y la capital.