Si hay guerra mañana, será casi con toda seguridad porque el presidente ruso no cree que Ucrania vaya a exigir un alto precio humano a las fuerzas rusas por una invasión. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y varios líderes europeos han advertido públicamente a Putin de que una invasión sería costosa: la marginación diplomática y las sanciones financieras están sobre la mesa, pero ninguna parece haber atraído a Putin del borde del conflicto. Los posibles costes militares, en forma de pérdidas rusas en el campo de batalla, siguen siendo el único desincentivo viable que podría impedir que Putin volviera a invadir Ucrania.

En ese frente, las fuerzas ucranianas están en una posición más fuerte de lo que algunos piensan. Aunque es improbable que las tropas ucranianas puedan detener un asalto, son lo suficientemente profesionales y experimentadas como para frenarlo y, lo que es más importante, para infligir miles de bajas a Rusia.

En comparación con Georgia en 2008, las fuerzas actuales de Ucrania cuentan con mejor equipamiento estadounidense y mucha más experiencia contra las tácticas rusas, ubicando a Ucrania como el 22º mejor ejército del mundo según GlobalFirepower.