Mauricio Ochmann ha mencionado en varias ocasiones que tenía una fuerte adicción a las drogas y al alcohol, con la que luchó durante varios años. Esta adicción le hizo pasar por varias experiencias difíciles y le provocó fuertes conflictos con María José del Valle Prieto, su primera esposa y madre de su primogénita Lorenza. El intérprete de El Chema estaba cansado de esta situación y decidió quitarse la vida, por considerar que estar constantemente bajo los efectos de estas sustancias equivalía a un “suicidio lento”.
“Más tarde, en la terapia, cuando llegué al centro de rehabilitación, descubrí que lo que estaba haciendo era una muerte lenta, un suicidio lento, por todo lo que sentía y que no podía afrontar, y porque no sabía cómo lidiar con mis miedos, con mis monstruos del pasado”, dijo Ochmann en una entrevista. “A medida que pasaba el tiempo y la vida avanzaba, no era sólo un poco de alcohol lo que me ayudaba, porque eso es lo que pasa con el alcohol y el cuerpo, quizás con tres o cuatro al principio [estás bien]; luego necesitas algo más y más fuerte. Luego me metí en las drogas”.
Esta situación le llevó al borde de la muerte. “Podría haber muerto en varias ocasiones. Tuve una sobredosis que no habría contado de no ser por la persona que estaba trabajando conmigo en ese momento. En Cuernavaca, no sé cuánto tiempo, mi cuerpo empezó a debilitarse y ya estaba en la cama perdiendo el conocimiento. De repente me desperté en el hospital y me reanimaron. Ya tenía una sobredosis”, reveló.
Para acabar definitivamente con su dolor, decidió quitarse la vida, pero tuvo un momento de conciencia, provocado por su hija mayor. “Había planeado morir. Dije: ‘No valgo nada, me voy’. Le llevé [a Lorenza] un peluche, lo puse en su cama, ellos [su esposa María José y el bebé en ese momento] no estaban. Y estuve a punto de hablar con el traficante para pedirle una cantidad considerable [de droga] para encerrarme solo y despedirme”, dijo.
Pero algo inesperado lo salvó. “Ese momento fue muy poderoso porque algo dentro de mí me dijo: ‘Mau, has estado viviendo una vida de muerte; has estado tratando de sobrevivir a todo lo que te ha pasado’. ¿Por qué no te das una oportunidad de vivir?’ Una cosa que estaba dentro de mí y una paz se apoderó de mí”, añadió.
Ese momento y su hija le impulsaron a buscar ayuda. Así que acudió a un centro de rehabilitación, al que le llevó su entonces esposa, quien lo apoyó. “Tengo que dar las gracias a mi hija Lorenza, porque su nacimiento fue el detonante que hizo que hiciera un clic dentro de mí y dijera: ‘No puedo más, quiero ser un padre responsable'”, confesó.
Mauricio Ochmann lleva 15 años sobrio, sin recaídas, y ahora está feliz de poder vivir plenamente.
