El autismo es un trastorno que afecta el sistema nervioso. Es una discapacidad del desarrollo que se manifiesta con problemas de comunicación, socialización, además de comportamientos repetitivos y obsesivos.
Las causas son genéticas, pero los factores del entorno pueden contribuir a intensificarlo.
A partir de los dos años de edad, los niños presentan algunos cambios que pueden indicar que padece de autismo.
La detección temprana, las terapias conductuales, educativas y familiares ayudan a reducir los síntomas y mejorar el desarrollo y aprendizaje del niño.
Algunas señales que indicarían que un niño podría ser autista, son:
• Rechaza el contacto físico. No le gusta que lo abracen, alcen en brazos o que lo consuelen cuando está triste o herido.
• Muestra dificultades para interactuar con otros niños y, en caso de que tenga hermanos, no le interesa jugar con ellos.
• No mira a los ojos. Aunque le esté hablando una persona de su confianza, como serían su mamá o su papá, no los mira a los ojos.
• En los momentos más inapropiados se ríe, lo que causa desconcierto.
• Habla muy poco y tiene un vocabulario muy reducido. Si un niño llega a los 16 meses y todavía no habla, es momento de llevarlo al médico porque no es normal