La obsesión más reciente de Elon Musk parece ser llegar a Marte y por eso sorprende que SpaceX, su compañía de cohetes, esté trabajando a través de Starlink, su división de Internet por satélite, en una solución para perturbar la industria del WiFi en los vuelos.
El mercado del WiFi a bordo está liderado por dos empresas en Estados Unidos:
1- Viasat, utilizado por Delta, JetBlue y Virgin Atlantic.
2- Gogo (propiedad de Intelsat), utilizada por United Airlines, American Airlines y Alaska Airlines.
El mercado del WiFi a bordo tiene un enorme potencial de crecimiento. Un informe reciente valoró el sector en 3,000 millones de dólares en 2020 y predijo que podría alcanzar los 6,700 millones de dólares en 2027.
Esa es una de las razones por las que las empresas han realizado inversiones para mejorar. Aunque el WiFi en vuelo puede ser alimentado por torres o satélites, cada vez más aviones han pasado a este último, lo que mejora drásticamente la conectividad.
Starlink tiene ventajas claras sobre sus competidores:
Sus satélites orbitan más cerca de la Tierra, lo que les permite estar más cerca de los aviones, lo que podría significar velocidades WiFi más rápidas y su red global de más de 2,000 satélites ofrece una cobertura más fiable, ya que el retraso que experimentan los usuarios se debe a que pasan de la cobertura de un satélite a otro.