El poder del juego: Beneficios para el desarrollo infantil

El poder del juego: Beneficios para el desarrollo infantil

Dicen que jugar es trabajo de niños, ¡y es verdad! El juego es la forma en que los niños aprenden sobre el mundo, sobre sí mismos y sobre los demás. Es una parte tan importante del desarrollo saludable como comer vegetales, leer libros juntos y dormir bien por la noche. Incluso las Naciones Unidas catalogan el juego como  uno de los derechos básicos de todo niño .

No hay una forma correcta o incorrecta de jugar. Es cualquier cosa, desde meter una mano en el puré de papas hasta jugar con videojuegos o mirar por la ventana. Se ve diferente según el día y el niño:

  • A veces los niños juegan con amigos y otras veces solos.
  • A veces pueden hablar en voz alta y otras veces, estar en silencio en sus cabezas.
  • A veces el juego es desordenado o arriesgado y otras veces tranquilo y relajado.

Los niños no necesitan juguetes lujosos ni certificados para jugar. Necesitan tiempo, espacio y libertad para explorar las ideas que les interesan. No importa cómo se vea, cuando los niños juegan, aprenden.

El juego fomenta la imaginación y la creatividad

Durante el juego, los niños expanden su imaginación. Crean juegos de fantasía o se pierden en mundos ficticios. Los niños representan diferentes soluciones mientras aumentan su confianza. Crean sus propias reglas y aprenden a seguirlas o adaptarlas según sea necesario. Estas son habilidades útiles para navegar por la vida y desarrollar relaciones con los demás.

Jugar fomenta el crecimiento cognitivo

El juego no estructurado es el momento en que los niños dirigen su propio juego. No están sujetos a horarios o actividades dirigidas por adultos. El juego no estructurado ayuda a que el cerebro de un niño se desarrolle de manera positiva. Fortalece y aumenta las conexiones neuronales en el cerebro. Estos son los caminos en el cerebro que usamos para pensar.

El juego brinda beneficios emocionales y conductuales

Cuando los adultos se sienten abrumados, nos refugiamos en actividades que nos tranquilizan. Vamos al gimnasio, cantamos karaoke con amigos, paseamos por el barrio, desmalezamos el jardín o jugamos un juego de mesa. Estas actividades son más que una distracción. Son una forma de devolver el juego a nuestras vidas y conectarnos con las cosas de la vida que nos ayudan a conectarnos.

El juego frecuente y diario puede ayudar a reducir la ansiedad, el estrés y la irritabilidad. También ayuda a aumentar la alegría y la autoestima.

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