RJ Scaringe, director general de la nueva empresa de vehículos eléctricos Rivian, dijo que la reciente escasez de semiconductores que afecta a la industria automovilística es sólo un “pequeño aperitivo de lo que vamos a sentir en las células de las baterías durante las próximas dos décadas”. Y con los elevados objetivos de producción de los fabricantes de vehículos eléctricos, todos los eslabones de la cadena de suministro se esfuerzan por mantener el ritmo.

Estamos hablando de materias primas. El 80% del coste de una batería de iones de litio procede de materias primas como el litio, el cobalto y el níquel. Pero como las empresas se pelean por conseguir esos suministros, los precios se han disparado. Sólo el precio del litio ha subido más del 480% en el último año, según Benchmark Mineral Intelligence.

Uno de los mayores proveedores es China -el líder mundial en la fabricación de baterías de iones de litio-, que tiene un historial de restricción del comercio por razones políticas.

La Casa Blanca considera que la cadena de suministro de vehículos eléctricos es una cuestión de seguridad nacional. El presidente Biden invocó la Ley de Producción de Defensa, que da al gobierno acceso a 750 millones de dólares para invertir en operaciones mineras nacionales de materias primas críticas que necesitan los fabricantes de baterías. Pero podría pasar hasta una década para ver nuevos proyectos mineros o plantas de baterías en Estados Unidos.