Neil Armstrong y la tripulación del Apolo 11 se enfrentaron a la posibilidad real de no volver de la luna sanos y salvos, dejando a sus familias sin apoyo financiero.
Debido al peligro extremo al que se iban a enfrentar, no podían contratar pólizas de seguro de vida.
En su lugar, firmaron cientos de autógrafos, que sus familias habrían podido vender si no llegaban a casa. Por suerte, esos autógrafos del seguro de vida no fueron necesarios.
Sin embargo, hoy en día aparecen en las subastas de recuerdos espaciales y se venden por hasta 30,000 dólares.