Es un trabajo muy codiciado el de dirigir la Oficina de Correos de Pingüinos en Puerto Lockley, en la isla Goudier, en la Antártida, durante 5 meses al año.

Los empleados se encargan de mantener el lugar, atender a los turistas, contabilizar los pingüinos y recopilar datos medioambientales.

Los empleados viven en un pequeño albergue sin agua corriente, Internet ni servicio de telefonía móvil.

“Buscamos personas que estén en forma y sean resistentes, y que realmente les guste conocer a la gente y a los visitantes”, dice Camilla Nichol, directora ejecutiva de UK Antarctic Heritage Trust, la organización benéfica que contrata a las personas cada temporada.

Establecido como parte de una misión de alto secreto en 1944, Puerto Lockley se convirtió en sitio histórico y monumento en 1995.

Lucy Dorman lleva dos temporadas trabajando en la isla. “Es un trabajo muy duro”, dice, pero aprecia la oportunidad de compartir la importancia del lugar con los miles de visitantes. “Es un lugar extraordinario”.