Los grupos sanitarios y la Casa Blanca quieren ampliar el acceso, pero se enfrentan a obstáculos que evocan la epidemia del VIH.
Un virus devastador asolaba naciones que carecían de medicamentos. Las píldoras estaban patentadas y eran caras. Era el año 2002, el virus era el VIH y en los 20 años transcurridos desde entonces, Estados Unidos ha liderado la creación de una infraestructura mundial para la realización de pruebas y el tratamiento del V.I.H., salvando unos 21 millones de vidas.
Ahora, con esa historia en mente, las agencias de salud mundial y la administración de Biden están trabajando para llevar las pruebas del coronavirus y las costosas píldoras antivirales a las naciones de bajos y medianos ingresos. Esta semana, el Presidente hará énfasis en su segunda cumbre internacional sobre Covid-19, una reunión virtual de líderes mundiales destinada a inyectar nueva energía en la respuesta internacional a la pandemia
Hasta ahora, la respuesta se ha centrado en gran medida en la vacunación, que sigue siendo una gran prioridad. Pero Biden también aprovechará la cumbre para pedir a los países ricos que donen 2,000 millones de dólares para la compra de tratamientos Covid y 1,000 millones de dólares para la compra de suministros de oxígeno para los países de ingresos bajos y medios, según un alto funcionario de la administración implicado en la planificación.
