A medida que las acciones se desploman aún más y se avecina una recesión económica, las empresas empiezan a tomar medidas en previsión de condiciones más duras.
Por ejemplo, Uber. El consejero delegado Dara Khosrowshahi envió una carta al personal en la que explicaba cómo Uber se está preparando ante el rápido deterioro del entorno, y lo que expuso probablemente se esté imitando en las salas de juntas de todo el país.
Tras reunirse con los inversores, Khosrowshahi señaló que “el mercado está experimentando un gran cambio” debido a la incertidumbre y que se están priorizando las apuestas más seguras sobre las más arriesgadas.
Khosrowshahi está tratando ahora la contratación como un “privilegio” y será muy “cuidadoso” sobre la adición de más empleados, lo que puede indicar una congelación de la contratación.
Uber también está adoptando un enfoque más cauteloso a la hora de escalar ciertos proyectos, y está retirando los programas menos eficientes de marketing y de incentivos a los conductores.
Al igual que las empresas se adaptaron a los cierres de Covid en 2020, y a la escasez de trabajadores y al aumento de la inflación en 2021, este año tendrán que pivotar una vez más para capear una tormenta que se avecina alimentada por unas tasas de interés más altos, un crecimiento más lento y la volatilidad del mercado.