La repartidora Sophia Furtado estaba dejando una pizza al final de su turno el 11 de febrero cuando vio a Caryn Hebert Sullivan tirada al pie de la escalera, sangrando por la cabeza.
Furtado, que en su día se formó como técnico de emergencias médicas, llamó al 911 y atendió a la mujer hasta que llegó una ambulancia.
“El médico me dijo: ‘Otros 10 minutos más y habrías muerto'”, cuenta Caryn, que se está recuperando tras una operación de urgencia. “Que ella apareciera en el momento en que apareció y que se manejara y estuviera allí, que tomara el control y todo lo que hizo, todo eso me salvó la vida. Es mi ángel de la guarda”.
El Departamento de Policía de Fairhaven otorgó a Furtado un premio por haber salvado su vida, y DoorDash, para quien reparte comida por la noche, le ha dado una beca educativa de 1,000 dólares.