Una historia muy particular marca sus inicios como promotor de su propia música, sus abuelos con quienes pasaba sus vacaciones eran cristianos y no escuchaban más que canciones cristianas, por ello Adriel salía por las tardes y se iba al tianguis donde sonaban los discos y cassettes de los artistas que a él sí le gustaban, desde grupos locales de Sonora hasta grandes ídolos norteños, tiempo después, él mismo vendía en ese tianguis sus propios discos grabados de forma muy rústica pero con la gran calidad y creatividad del artista.

Adriel Favela desnuda sus vivencias en su nuevo álbum, titulado “Cosas del Diablo”, en donde expone desde sus momentos felices, hasta su experiencia con la depresión. El músico quería ser honesto con él mismo y con sus fans, al mostrar que todas las personas tienen una dualidad.

“Los temas se eligieron de forma honesta en estos 3 años, te platico de mi alcoholismo, de mi ansiedad, depresión, de mis diversiones, amistades, no todo es negativo, pero soy una persona que muestra lo positivo y negativo, el tener esta libertad de expresión es importante, toma mucho tiempo autoestudiarme, ser honesto conmigo mismo y atreverme a mostrar no solo mis virtudes, también mis defectos a flor de piel; mostrarle a la gente que soy humano, que la cago, me equivoco y que muchas veces no somos la mejor persona y al ver las cosas de frente realmente hace que podamos salir de nuestra zona de confort y crecer”.

Algo que entendió, es que la sociedad aún en estas épocas siempre juzga por “la portada”, y aunque a él jamás le ha importado el qué dirán, sí le afectó que lo sintieran lejano al regional porque no lucía como el estereotipo del hombre con bota y sombrero, si no que sus más de 100 tatuajes, eran los elementos que más criticaban, y hoy se siente orgulloso de las historias que hay detrás.

“Hace 4 años había gente con mucho peso, voz y voto que criticaban el tatuaje de mi mejilla y yo creo que el haberme animado, atrevido y no importarme ese tipo de comentarios, hizo que hoy en día sea más aceptado, más normal, que señalen menos, porque esto nada más es el cascarón de lo que existe en el corazón. Siempre me han gustado (los tatuajes), tuve la oportunidad de animarme, a pesar que se me decía que en este género no era aceptado. (En las manos) traigo a mis abuelos, no había una foto como tal de ellos viejitos juntos que me gustara… en momentos turbios les doy su besito y me siento acompañado, esto te hace sentir más cercano, los tengo conmigo siempre”.