Durante gran parte de la historia, las personas obtuvieron sus drogas de la naturaleza. La marihuana procede de la planta de cannabis, la cocaína de las hojas de coca, la heroína de las amapolas y las setas mágicas proceden realmente de los hongos. Incluso las drogas legales, como el alcohol, el tabaco y el café, proceden de las plantas.

Pero en la actual crisis de sobredosis, las drogas más perjudiciales no proceden de las plantas. Son sintéticas: se fabrican en un laboratorio y, por lo general, no requieren ninguna planta.

El año pasado, el fentanilo -un opioide sintético- causó más muertes por sobredosis que cualquier otra droga en un solo año. La segunda droga más mortífera fue la metanfetamina, que también se produce en laboratorios.

Juntos, el fentanilo y la metanfetamina contribuyeron a que 2021 fuera el peor año de sobredosis de la historia de Estados Unidos: El número de muertes en el año superó los 100,000 por primera vez, según informó el C.D.C.

Ambas drogas han proliferado rápidamente porque son sintéticas y los traficantes las prefieren porque pueden fabricarlas y enviarlas por todo el mundo con mayor rapidez y discreción.

Los consumidores de drogas también suelen preferir las sintéticas porque suelen ser más baratas y potentes.

Por ello, el fentanilo y la metanfetamina se han extendido por todas partes, llevando las muertes por sobredosis a cifras récord año tras año.