Los triunfos, contra el París Saint-Germain y el Chelsea y el Manchester City, podrían haber parecido demostrar que la victoria final en esta competición es el destino irrevocable del Real Madrid, que está impulsado por una fuerza elemental e imparable, que desafía la explicación racional y no admite resistencia.
El Real Madrid venció al Liverpool por 1-0 el sábado en París con una actuación de eficacia despiadada, de organización meticulosa, de obstinación clínica.
Para ello, no sólo se necesitó un único gol, marcado por Vinícius Junior, sino un único ataque, una única jugada y una única ocasión.