Espoleados por la invasión rusa de Ucrania, Finlandia y Suecia solicitaron el mes pasado su ingreso en la OTAN, previendo una entrada rápida y sin problemas en la alianza. En cambio, se encuentran en un aprieto, con el camino bloqueado por el imprevisible presidente turco, Recep Tayyip Erdogan.

Tras la invasión del 24 de febrero, Finlandia se apresuró a preparar su solicitud, y los diplomáticos finlandeses, según el ministro de Asuntos Exteriores, Pekka Haavisto, consultaron con antelación a los 30 miembros de la OTAN y obtuvieron rápidamente luz verde de todos ellos.

Turquía quiere que tanto Finlandia como Suecia refuercen sus leyes antiterroristas; que extraditen a varios periodistas kurdos; y que eliminen un embargo informal sobre la venta de armas a Turquía, impuesto tras la intervención militar turca en el norte de Siria en 2019.