Un estudio publicado el miércoles arroja luz sobre esta poderosa conexión entre niños y perros. Se ha comprobado que las sesiones dos veces por semana con un perro reducen significativamente los niveles de cortisol -la hormona del estrés- de los niños, que se miden con muestras de saliva. La intervención pareció ser más eficaz que las sesiones de relajación guiada.
De hecho, los investigadores y los profesionales de la salud mental afirman que es necesario investigar más sobre cómo pueden ayudar a los niños las intervenciones asistidas por animales de todo tipo.