Según los expertos, las deudas malas son aquellas en las que te quedas eternidades pagando los intereses y que no te generan ningún valor, mientras que las deudas buenas son aquellas que, en un determinado tiempo, te empieza a generar ganancias. Sin embargo, esto depende de cada persona, pues lamentablemente para algunas adquisiciones resulta más beneficioso endeudarse que desembolsar su precio en efectivo
A continuación, te compartimos algunos ejemplos:
“Deuda buena”.
Hablando de manera general, tiene sentido obtener un crédito para adquirir un bien o servicios que nos permitan:
Aumentar su valor con el paso del tiempo, como por ejemplo una vivienda u otro inmueble.
Generar ingresos, como por ejemplo gastos en educación o inversiones en algún negocio.
“Deuda mala”.
Por su parte, las deudas malas son aquellas que no son indispensables para nuestra vida o aquellas que se consumen más rápido que el tiempo que toma pagarlos.
Antes de endeudarte, consulta muy bien tu presupuesto, pues si no puedes cumplir con las cuotas mensuales que el gasto implica, no es para nada recomendable que lo hagas. Es importante que te respondas estas preguntas antes de hacerlo:
• ¿Lo necesito ahora o podría esperar hasta poder pagarlo en efectivo?
• ¿Cuánto más me va a costar comprarlo con crédito que si utilizara efectivo?
• ¿Puedo cumplir con los pagos mensuales?