En realidad, no existe una teoría exacta de las razones por las cuales el corazón adquirió la forma que conocemos en dibujos y los íconos, sin embargo, se plantea que su origen proviene de los egipcios, quienes le daban gran importancia al corazón, creyendo que dentro de él se encontraba el alma y la mente de las personas.

Por medio de los jeroglíficos, recrearon la forma del corazón, la cual no es nada parecida a la forma actual, ya que estos dibujaban hasta los dos ventrículos.

Otra teoría acerca de su forma, viene de los griegos, quienes en el siglo VII a.C., se usaba una moneda que tenía acuñada un símbolo parecido al dibujo del corazón actual, sin embargo, realmente era la semilla de la planta Silfio.

Esa planta era muy conocida por su capacidad de aliviar dolores, pero su propiedad más apreciada era la abortiva, pues según cuentan los historiadores, la mojaban en algodón y luego la utilizaban para estimular el flujo menstrual.

Su función abortiva permitía a los jóvenes “expresar” su amor sin consecuencias, es decir, llegar a un embarazo. Con el tiempo, esta planta se relacionó con el amor por la posibilidad de que las personas podían “amarse” libremente.