Que las ratas se instalen bajo el capó de los coches no es nada nuevo para los neoyorquinos, pero en los dos últimos años, muchos talleres de la ciudad han visto cómo aumenta considerablemente el número de conductores que acudían con problemas relacionados con los roedores.
La reciente tendencia de los neoyorquinos a comprar coches puede tener parte de la culpa. Entre los veranos de 2019 y 2021, las matriculaciones de coches nuevos aumentaron un 19%, según los datos proporcionados por el Departamento de Vehículos Motorizados del Estado de Nueva York.
Y más coches significa más oportunidades de anidar para las ratas.